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martes, 25 de abril de 2017

EN LA OSCURIDAD








Estoy preparando mi siguiente entrada para el blog que escribo, me gusta que mis relatos tengan imágenes, música, de alguna manera poder transmitir lo que pienso y siento, mis relatos reflejan lo que siento, lo que tengo en la cabeza, a veces  en el corazón, desnudo lo que hay en mi mente cada vez que escribo.

Al teclear las palabras, spanking, bdsm, azotes, esposas buscando la imagen perfecta para el relato que deseo escribir, miles de imágenes aparecen, de todo tipo y todo calibre, unas demasiadas explicitas, otras que las considero violentas (yo) pero hay una, una imagen que llama mi atención, y le doy click, me lleva a un sitio con más imágenes y relatos, experiencias lo cual despierta en mí una curiosidad increíble, y me dejo llevar por lo que veo, por lo que leo, empiezo a imaginarme que soy yo la de la imagen, no puedo evitar que mi temperatura suba, siento el calor en mis mejillas.
Siento tu mirada en mi espalda que se clava fijamente en mi espalda, siento un escalofrió recorrer mi piel, te conozco, te siento cada vez que te acercas a mí, aun sin verte, sé que estás ahí, la conexión que tenemos es increíble, y a veces difícil de explicar.  

Llevas un largo rato observándome, y logras mirar que es lo que me tiene  cautiva y concentrada en la pantalla del computador. Te acercas a mí y me das un tierno beso en los labios, preguntándome que estoy haciendo, a lo cual te miro, me sonrojo y te digo, haciendo una investigación para mi próximo relato.

Me sonríes, y me pides que me levante al tiempo que me agarras del brazo con delicadeza, me das un beso y me abrazas, tus brazos y manos toman vida propia, y recorren mi cuerpo, bajan hacia el sur y se cuelan entre la ropa, y compruebas lo que estabas sospechando, la humedad y la temperatura de mi cuerpo me delata, solo sonríes y decides aliviar la calentura que me afecta, y como dice la canción, nos estorbo la ropa y dimos rienda suelta a los deseos que nos consumían, son minutos que se convierten en  horas, tenemos energía, esta vez es distinto, no puedo dejar de pensar en esa imagen, es como la leña que alimenta este fuego que necesita ser extinguido.


Han pasado varios días, desde ese momento, y a veces vuelvo aquella imagen la observo y pienso si debo hacer un relato, fantaseando con la imagen, finalmente otros pensamientos ocupan mi mente y decido dejarlo para otro momento.

Hoy he llegado a nuestro hogar, todo es completa oscuridad y mi primer pensamiento es... no pagamos la factura de la luz, pero al escuchar el ronroneo de la nevera compruebo que todo está en orden, en ese momento oigo tu voz, seria, varonil, pidiendo que entre a la habitación donde estas, por tu tono me doy cuenta que has tomado tu papel de Spanker, aquel que conozco también, y solo puedo pensar y ahora ¿que hice?

Al llegar a la habitación solo distingo tu sombra en la oscuridad, me pides que no encienda la luz, que simplemente siga tu voz y obedezca tus órdenes. Quédate quieta, no te muevas me lo dices mientras te acercas a mí, siento el calor de tu aliento en mi cuello, al mismo tiempo que dices te tengo una sorpresa, vamos a recrear la imagen que viste, sé que has fantaseado mucho así que vamos a probar algo diferente.

Lentamente empiezas  a desnudarme, hasta dejarme en ropa interior, me pides que ponga los brazos detrás de la espalda, siento algo suave que sujeta mis muñecas, y sube hasta mis brazos, me estas atando, me llevas a la cama y me ayudas acostarme bocabajo, estratégicamente has colocado almohadas debajo que permiten alzar mi cadera, me siento un poco intranquila, mi respiración se agita, me siento vulnerable, a mi cabeza vienen esas imágenes que no me gustaron, no me siento bien, tengo miedo, la oscuridad no ayuda, casi no veo, solo siento tu mirada en mi espalda, no haces nada, no dices nada, me dejas allí, después de minutos que parecieron horas, sentí el peso de tu cuerpo al sentir la cama hundirse, al oído me dices tranquila, confía en mi al tiempo que tus manos se posan sobre mi trasero, y lentamente bajas la ropa interior hasta la mitad, pienso que me vas a pinchar, pero atada, cosa que nunca habíamos hecho antes, y solo espero, pero nada, solo allí, hasta que siento tus dedos acariciar mi cuello, tocándome cada una de las vértebras, juegas con la hipersensibilidad de mi piel, llegas a mi trasero y por micro segundos tus dedos se cuelan en lugares prohibidos y olvidados, la mano decide tomar vida propia nuevamente y baja a mi lugar favorito, tus dedos y tus manos juegan con tan sensible parte, mi miedo se transforma en placer, mi cuerpo responde a tus caricias, y decides detener el juego. Solo protesto diciendo no hagas eso, a lo cual  1 solo azote me hace entender que no estoy en posición de protestar. Al oído  me dices silencio.


Continuara...



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