Estoy preparando mi siguiente entrada para el blog que escribo, me gusta
que mis relatos tengan imágenes, música, de alguna manera poder transmitir lo
que pienso y siento, mis relatos reflejan lo que siento, lo que tengo en la
cabeza, a veces en el corazón, desnudo
lo que hay en mi mente cada vez que escribo.
Al teclear las palabras, spanking, bdsm, azotes, esposas buscando la
imagen perfecta para el relato que deseo escribir, miles de imágenes aparecen,
de todo tipo y todo calibre, unas demasiadas explicitas, otras que las
considero violentas (yo) pero hay una, una imagen que llama mi atención, y le
doy click, me lleva a un sitio con más imágenes y relatos, experiencias lo cual
despierta en mí una curiosidad increíble, y me dejo llevar por lo que veo, por
lo que leo, empiezo a imaginarme que soy yo la de la imagen, no puedo evitar
que mi temperatura suba, siento el calor en mis mejillas.
Siento tu mirada en mi espalda que se clava fijamente en mi espalda, siento
un escalofrió recorrer mi piel, te conozco, te siento cada vez que te acercas a
mí, aun sin verte, sé que estás ahí, la conexión que tenemos es increíble, y a
veces difícil de explicar.
Llevas un largo rato observándome, y logras mirar que es lo que me
tiene cautiva y concentrada en la
pantalla del computador. Te acercas a mí y me das un tierno beso en los labios,
preguntándome que estoy haciendo, a lo cual te miro, me sonrojo y te digo,
haciendo una investigación para mi próximo relato.
Me sonríes, y me pides que me levante al tiempo que me agarras del brazo
con delicadeza, me das un beso y me abrazas, tus brazos y manos toman vida
propia, y recorren mi cuerpo, bajan hacia el sur y se cuelan entre la ropa, y
compruebas lo que estabas sospechando, la humedad y la temperatura de mi cuerpo
me delata, solo sonríes y decides aliviar la calentura que me afecta, y como
dice la canción, nos estorbo la ropa y dimos rienda suelta a los deseos que nos
consumían, son minutos que se convierten en
horas, tenemos energía, esta vez es distinto, no puedo dejar de pensar
en esa imagen, es como la leña que alimenta este fuego que necesita ser
extinguido.
Han pasado varios días, desde ese momento, y a veces vuelvo aquella
imagen la observo y pienso si debo hacer un relato, fantaseando con la imagen,
finalmente otros pensamientos ocupan mi mente y decido dejarlo para otro
momento.
Hoy he llegado a nuestro hogar, todo es completa oscuridad y mi primer
pensamiento es... no pagamos la factura de la luz, pero al escuchar el ronroneo
de la nevera compruebo que todo está en orden, en ese momento oigo tu voz,
seria, varonil, pidiendo que entre a la habitación donde estas, por tu tono me
doy cuenta que has tomado tu papel de Spanker, aquel que conozco también, y
solo puedo pensar y ahora ¿que hice?
Al llegar a la habitación solo distingo tu sombra en la oscuridad, me
pides que no encienda la luz, que simplemente siga tu voz y obedezca tus
órdenes. Quédate quieta, no te muevas me lo dices mientras te acercas a mí,
siento el calor de tu aliento en mi cuello, al mismo tiempo que dices te tengo
una sorpresa, vamos a recrear la imagen que viste, sé que has fantaseado mucho
así que vamos a probar algo diferente.
Lentamente empiezas a desnudarme,
hasta dejarme en ropa interior, me pides que ponga los brazos detrás de la
espalda, siento algo suave que sujeta mis muñecas, y sube hasta mis brazos, me
estas atando, me llevas a la cama y me ayudas acostarme bocabajo,
estratégicamente has colocado almohadas debajo que permiten alzar mi cadera, me
siento un poco intranquila, mi respiración se agita, me siento vulnerable, a mi
cabeza vienen esas imágenes que no me gustaron, no me siento bien, tengo miedo,
la oscuridad no ayuda, casi no veo, solo siento tu mirada en mi espalda, no
haces nada, no dices nada, me dejas allí, después de minutos que parecieron
horas, sentí el peso de tu cuerpo al sentir la cama hundirse, al oído me dices tranquila,
confía en mi al tiempo que tus manos se posan sobre mi trasero, y lentamente
bajas la ropa interior hasta la mitad, pienso que me vas a pinchar, pero atada,
cosa que nunca habíamos hecho antes, y solo espero, pero nada, solo allí, hasta
que siento tus dedos acariciar mi cuello, tocándome cada una de las vértebras,
juegas con la hipersensibilidad de mi piel, llegas a mi trasero y por micro
segundos tus dedos se cuelan en lugares prohibidos y olvidados, la mano decide
tomar vida propia nuevamente y baja a mi lugar favorito, tus dedos y tus manos
juegan con tan sensible parte, mi miedo se transforma en placer, mi cuerpo
responde a tus caricias, y decides detener el juego. Solo protesto diciendo no
hagas eso, a lo cual 1 solo azote me
hace entender que no estoy en posición de protestar. Al oído me dices silencio.
Continuara...
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