Este es
un relato que escribí y publique en el año 2012 en un foro de medical http://www.bajatelospantalones.com/index.php/foro/27-miembros/24770-un-tratamiento-integral bajo el Nick de
curiosa, en base a un juego virtual con uno de sus integrantes. Hice un par de modificaciones al relato original.
Hace
días he visto a Zeus bastante pálido, cada día que pasa le cuesta más comer, y
beber le duele su garganta, y a pesar de que le he insistido que se abrigue,
que tome jarabes y pastillas para los malestares, el muy testarudo no hace
caso, hasta que finalmente su organismo no da más, de manera que se ve obligado
a ir Urgencias y lo inevitable le han recetado cinco inyecciones una
diaria.
Al verme, con cara de acongojado y bastante asustado me entrega la receta
y me dice: me han recetado inyecciones, antibióticos 5 en total y de esas que
duelen un montón. Con algo de enojo y compasión en mi voz le respondí y ¿qué
esperabas? Si no te cuidaste, no hiciste caso a mis recomendaciones pues ahora
te van a doler las nalgas lo siento y además, te llevaras un castigo adicional
por cada inyección que te ponga para que la próxima vez aprendas a seguir
recomendaciones, pero y ¿qué clase de castigo me espera pregunto?
Ya lo sentirás, por ahora quiero que te acuestes bocabajo en la cama y
bájate el pantalón, ve preparándote mientras yo alisto la inyección, me miro
con ojos que va al matadero ante lo cual solo le dije, ya verás que es un
pinchacito solo será un momentito, túmbate que no es nada del otro mundo.
Mientras él se acostaba y bajaba su pantalón yo lentamente sacaba los
frasquitos de su empaque, uno decía agua para inyección, y el otro un frasquito
con polvitos blancos, hasta mí me daba algo de nervios... Lentamente le quitaba
la cintilla al frasquito con el agua y me encargue que Zeus viera todo el
proceso pinché la tapita de goma y empecé a aspirar la totalidad del agua,
después volví a pinchar el frasquito con los polvitos se hacía una mezcla de
leche viscosa, después con un pedacito de algodón agarre el frasquito entre la
tapa y la base y empecé agitar fuertemente la mezcla asegurándome que no
quedaban grumos o burbujas, mientras lo hacía con la otra mano hale su ropa
interior de un solo tirón, dejando su culete completamente desnudo, hasta la
base, luego aspire ese líquido blanquecino y viscoso en la jeringa, 1 , 2, 3,
4, 5 cm cúbicos, luego cambie la aguja por una un poco más larga para que
llegara al músculo profundamente y le dije esto ya está listo, cuando te diga
inhalas aire bien hondo hasta cuando yo te diga, al tocar su nalga con el
algodón se puso dura como una piedra, le dije por favor flojito y cooperando…relájate….
O te dolerá más a lo cual me dijo está bien le di un par de palmadas a esas
nalgas bien formadas, propias de un ejercicio juicioso, ante lo cual se relajó
en ese momento le dije respira ya, y cuando tomo aire, zas la aguja perforo tan
tersa piel se escuchó un ligero uhhhhh, ante lo cual le respondí shhh no te
quejes que esto no es nada, ahora quiero que soples y empecé lentamente a
inocular tan viscoso medicamento… sopla, sopla cariño…. Ayyy me duele, sácala,
auuuuuu por favor para, sus constantes suplicas indicaban que el dolor iba en
aumento… yo solo le decía tranquilo... Shhh ya casi acabamos y con mi otra mano
le daba suaves nalgaditas en la otra pompa.. Eres muy valiente, lo haces bien…
ya queda 1 ml, vamos auuuuuu ya por favor no más curiosa… hasta que finalmente
terminamos, saque la aguja de su nalga despacio, muy despacio para que el
medicamento no se devolviera, y apreté firmemente con el algodón esparciendo el
medicamento ante lo cual seguía quejándose por el dolor. Termine con un besito
en su nalga pinchada.
Bueno ahora quédate acostado unos minutos... Voy a traer algo, fui a la
habitación contigua, y traje conmigo un par de almohadones, se lo pase y les
dijo por favor póntelos debajo de las caderas, te voy a castigar, te daré unos
cuantos azotes por no escuchar mis recomendaciones te enfermaste por testarudo
y niño rebelde pues te tratare como tal, en este momento los pinchazos no son
suficiente castigo, ante lo cual me dijo si lo se he sido malo, y debo ser
castigado.
Mientras
cuidadosamente él se colocaba las almohadas, yo buscaba los elementos
necesarios, el cepillo, la regla de madera, la varita delgadita y fina, y verlo
ante mi entregado a su castigo, esas nalgas tan bien formadas, redonditas,
musculosas pedían a gritos muchas cosas… más pinchazos, azotes y
muchaaaaaaaaaaaaas cosas más … le dije te voy a vendar los ojos no quiero que
veas nada, solo que sientas y escuches todo a tu alrededor.
Vende
sus ojos y lentamente empecé a darle rítmicas palmadas con mi mano, su trasero
iba cambiando de color, a rosado, primero en una nalga y después en la otra
después alternando entre sí, con cada palmada su trasero se movía al compás…
empezó a suplicar, me duele ya no más por favor, ya entendí.
Solo le dije shhh calladito, no te quiero escuchar tu castigo no ha
terminado hasta que ya yo lo decida, para un momento y suavemente lo masajeaba
tratando de calmar su dolor, mis manos se extendían por toda su piel, empezaba
a sentirse caliente y rosada, después nalgaditas cariñosas, pero le dije
todavía no está suficientemente rojo para mi gusto.
Después que se recuperó un poco, ahora conocerás la reglita... Siéntela,
es pesada, sientes que esta algo áspera, bueno esta arde bastante, con esto
castigaban a nuestros padres en las manos, roce la regla contra sus nalgas y se
estremeció, sus nalgas se encogieron, ya sabía lo que venía. … estás listo
pregunte? Me dijo si, y con esto empezó otra tanda de azotes con la regla,
alternando entre si su piel de rosado, era rosada oscuro empezó a desprender
calor, empezó a quejarse nuevamente cada vez con más volumen, ayyy, auuuuuu,
ouch, para, para por favor suplicando implorando que parara, yo hacía caso omiso
a cada una de sus quejas y seguía castigando tan lindo culito, porque ahora
estaba siendo pinchado por terco.
Terminamos
con la tanda de reglazos para y nuevamente pare para mimar tan lastimado
trasero, estaba rojo, caliente, lo masajeaba con cariño… y le decía esto me
duele más a mí que a ti; trataba de aliviar su dolor y le dije después de este
castigo vendrá una rica hidratación para tu piel.
Luego
de la reglita siguió el cepillo otra buena tanda al igual que con la regla,
donde con cada azote brincaba, cada azote picaba más que el anterior y después
de una buena tanda volví a darle descanso siempre masajeando, sintiendo su
piel, la curvatura de su cola, lo firme que estaba… le dije queda la varitaaa y
para esto te quitare la venda de los ojos, me miro nuevamente implorando piedad
con sus ojos, pero los castigos hay que cumplirlos para que sean efectivos,
levante la varita en el aire y empecé a abanicarla en el aire sssssssssss
sssssssssssss ssssssssssssss se escuchaba, hasta que al fin aterrizo en su
nalga le dije, las vas a contar para y mi, y si te equivocas volveremos a
empezar, serán solo 10, vamos-- 1, 2, 3 ………………. 8 cada vez le costaba más
trabajo, 9 casi inaudible, 10 … hemos terminado. Su piel se veía roja y al
tacto hervía de calor, pero no habían marcas, así que le pedí que se levantara
y se pusiera sobre mis rodillas el con su rostro completamente rojo entre
vergüenza y excitación se cubrió su parte delantera y se puso en mis rodillas,
en mis manos puse una cantidad generosa de una crema extra humectante, y
suavemente la pase por sus adoloridas nalgas, no dejándome ningún rincón de su
piel, mis dedos daban ligeros golpecitos, para que su piel absorbiera la crema,
yo estaba maravillada viendo lo que tenía delante de mí. Me entretuve un buen
tiempo aplicando el tratamiento hidratante.
Ahora
quiero que te pares enfrente mirando hacia la pared, quiero contemplarte una
vez más, además creo que necesitas una inyección relajante/sedante para que
puedas dormir bien. Mientras miraba la pared contemplaba tan maravilloso
trasero, y al mismo tiempo preparaba la inyección; esta vez pequeña de 2.5 ml,
cuando termine le dije ven aquí, se dio la vuelta cubriéndose sus partes nobles
con el rostro igual de rojo que su culo… se acostó en mi regazo desinfecte la
zona, no pudo evitar exclamar un pequeño quejido, su piel aún estaba algo
lastimada, al tiempo que un par de palmaditos diciendole respira querido mío y con
un golpe certero la aguja dentro del glúteo, lentamente inocule hasta última
gota, frote nuevamente y al oído le dije muy suavemente ya te puedes
vestir…
Colorín colorado este cuento ha terminado
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