Desde que entre a trabajar a la compañía
siempre se hablaba de un tal Rubén un español que era el terror en la región ya
que era demasiado quisquilloso, exigente y todos los tenian temor por su conocido temperamento explosivo, el ya se había retirado de la compañía cuando empecé a escucha de él y tenía
mucha inquietud por conocerlo.
El tiempo paso, y por cuestiones
del destino lo conocí, años después, me lo imaginaba tan diferente, nada guapo,
viejo y malhumorado, pero una gran sorpresa me lleve al ver un hombre maduro,
alto, y con cierto atractivo físico, lo que me llamo la atención fueron sus
manos grandes y pesadas, además de una personalidad dominante, autoritaria, y
yo como buena spankee empecé a fantasear y cada vez que hablábamos yo intencionalmente
le llevaba la contraria.
Mi lado provocador y rebelde se hacía
presente cada vez que hablaba con él, además como es extranjero su acento me
cautivaba, y siempre, siempre atenta de sus manos, me imaginaba sobre sus
rodillas y sentir esas manos fuertes y grandes sobre mi trasero.
Dice un proverbio chino que se
debe tener cuidado con lo que se desea, porque se puede hacer realidad, y así
fue, la compañía decidió llamarlo un año después para hacerle una consulta,
como ya nos teníamos confianza, en secreto anhelaba su regreso, iria mas lejos
esta vez, hasta donde sería capaz de llegar, ya que me habían dicho que cada vez
que yo pasaba en frente de el, se quedaba mirándome el culo, y mi mente
hiperactiva hizo muchas conexiones y por ende concluí que yo no le era
indiferente, y que en el fondo por su manera de ser era un spanker todavía en
el closet.
Una de las primeras señales fue
que nos invito a comer a mi jefe y a mí, en un restaurante muy conocido, y me
hizo referencia a un plato que yo no había probado, y el cual no tenía
intenciones de probar, a lo cual cuando trajeron el pedido me dijo “pruébalo,
hazme caso y obedece” me dejo muda e instantáneamente obedecí, entre risas para
no alertar a mi jefe.
La segunda ocasión me invito a
tomar una cerveza y después de solicitarnos el pedido, me pregunto cual quería,
yo al escuchar las opciones entre roja y rubia después de que el pidió la suya,
una roja pedí una rubia, ante lo cual dijo, a ti te gusta llevarme la contraria
en todo.
Esas situaciones me dejaron con
un no sé que, en un no sé donde pero me convencí que era un Spanker, quería y
deseaba probar esas manos que tanto me hipnotizaban y me fije el objetivo de
provocarlo hasta las últimas consecuencias.
Una noche nos quedamos solos en
la oficina él y yo bastante tarde mirando unos temas, estábamos en mi oficina aunque tiene puerta, es de vidrio
lo cual no da mucha privacidad, y es como no tenerla pero bueno.
Empezamos a discutir sobre un
tema en particular, se acaloro la discusión fui lo bastante insolente y
altanera para provocarlo, ya que quería que saliera de su closet, entre mas se
enojaba y se ponía autoritario, mas me gustaba, mas deseaba recibir unos azotes
de sus manos, la idea me estaba excitando, me volvía loca de pensar en que tendría
que desnudar mis nalgas, y el contacto piel a piel y seguí refunfuñando siempre
tratando de no tocar la línea del irrespeto u ofensa simplemente el detonante
perfecto para hacerlo reaccionar, hasta
que el detecto uno de mis errores que aunque era fácil de corregir, y que
por mi trabajo no debían ni podían pasar dentro de mi pensé he aquí mi
oportunidad.
Empezó a regañarme a decirme que
era el colmo que se me pasaran estas cosas, que iba a pensar Luis y Hugo sobre
mi trabajo realizado, que con qué autoridad moral podía exigirle a mis
asistentes algo que yo no hacía y un sinfín de cosas hasta que me dijo, no
tengo de otra, tengo que decirle a Luis y Hugo de este error y encima
caprichosa, testaruda y berrinchuda, como una niña malcriada (chan, lo que
estaba esperando) ante lo cual le dije, con mi mejor cara de arrepentimiento mira
Rubén, yo se que tienes razón por favor, no me hagas esto, yo hago lo que tú me
digas, sé que es una falta y estoy dispuesta a enmendar mi error, pero no
pongas en tela de juicio mi trabajo, por un simple error.
Me miro entre sorprendido y con
cierta arrogancia que percibí, que iba a recibir lo que tanto había querido, me
dijo no se qué quieres decir con esto de que haces lo que yo te diga porque era
una frase muy ambigua, que se podía prestar para malas interpretaciones y después
acusaciones.
Le dije Rubén, se cuando me
equivoco y si pudiera remediarlo de algún modo y no te estoy hablando de
ofrecerte sexo porque no me interesa, pero si quieres castígame, su rostro era
de póquer, una sonrisa maliciosa se asomo en sus labios, e inmediatamente para
disimular le dije, se me ocurre por ejemplo que me pongas de tarea escribir
1000 veces no debo hacer esto y esto, no sé lo que tú me digas yo lo hago,
valoro mucho mi trabajo para que por una tontería sea puesto en entredicho.
Después de interminables
segundos, me dijo ya sé, no te pongo tareas, te portaste como una nena, te
castigare como a una nena, como era la usanza antigua, y serán unos azotes en
la cola, bien dados para que aprendas: 1. A no ser insolente, altanera,
caprichosa etc. etc. etc. 2. Para que cada vez que hagas este ejercicio tu cola
se acuerde que lo debe hacer bien.
Con mi mejor cara de asombro,
digna de un premio de la academia, le dije pero azotes? En las nalgas? Tu crees
que yo voy hacer esto?. Estoy lo suficientemente grandecita para esto, yo soy
una ejecutiva, no una nena.
Solo te voy a decir o lo tomas o
lo dejas y te atienes a las consecuencias, créeme unos buenos azotes te
sentaran muy bien, no volverás a cometer errores y siempre que te dirijas a mi será
con respeto. Tienes 1 minuto para pensarlo.
No tenía nada que pensar, ya que
lo venia buscando, pero hice una simulación de meditación y le dije bueno, está
bien, solo si esto queda en el olvido y que esto es un tema entre los dos.
Al mal paso darle prisa, estamos
en tu oficina son las 10 de la noche y no hay nadie, así que ven acá y
empecemos pronto para terminar pronto, retiro una silla del escritorio y se
acomodo.
Estaba vestida con unas calzas
negras, y botas negras altas con lo cual me dijo quitate las botas y sobre mis
rodillas hora, ordeno, el tono en que me lo dijo, su acento tan particular me
empezaron a subir la adrenalina, mire hacia todos los lados asegurando que
nadie nos viera y me acoste sobre sus rodillas.
Por encima de la ropa empezó a
masajear, levanto la mano derecha y pensé dentro de mi aquí viene, y plaf el
primer azote, me hizo brincar lo hizo con fuerza pero no demasiada, quedate
quieta inquirió, estamos comenzando y una serie de azotes le siguieron sobre mi ropa, realmente me
empezaba a escocer el trasero, y los azotes dolían, le dije ya no más, entendí,
solo respondió shhh quédate calladita, y sujeto mis manos encima de mi espalda
y continuaron los azotes.
Después de 10 minutos, soltó mis
manos y empezó a bajar la calza, mostrando mi bombacha algo infantil, y le dije
no, y me intente subir la ropa, me dijo quédate quieta, si no quieres no te
castigo pero ya sabes que hare, asume tu responsabilidad, si me dices stop,
parare de inmediato, el castigo se acaba y yo escribiré un correo electrónico contando
tu pequeño secreto.
Disfrutaba estar así, la sensación
de disciplina de castigo, los azotes eran un plus, pero no era lo que me encendía,
era la situación de estar en sus rodillas, la sensación de ser descubierta, una
infinidad de cosas que mi mente volaba fuera del planeta tierra.
Solo respondí ok, merezco el
castigo, luego bajo las calzas y sobre la bombacha continuaron los azotes, de
vez en cuando paraba para masajear la zona y me decía lo incorregible que era,
lo mal que me había portado, azotaba y acariciaba, los azotes caían cada vez
con un poco mas de fuerza y mi piel blanca se tornaba cada vez mas rosada, y más
roja.
Después de 12 minutos paro, me
dijo que me pusiera de pie, y me apoyara contra la mesa de mi escritorio
dejando la cola en pompa, se hizo detrás de mío y bajo la bombacha, dejando mi
cola al aire, expuesta y bastante sonrosada, me dijo ahora sí, veras como nunca
más se te vuelve a olvidar, y comenzaron los azotes su mano sobre mi piel, y la
piel rosada se volvía cada vez mas roja, después dijo me duele la mano, ahora
buscare ayuda y tomo una regla de plástico y empezaron los azotes, gemía y
brincaba de dolor, tenía la orden de no retirar las manos de la mesa,
incontables azotes que terminaron por enrojecer por completo las nalgas.
Me dijo ahora te paras en el rincón
5 minutos, en silencio y sin moverte, hice lo que me pedia y mientras estaba allí
sintiendo su mirada fija en mi derrier me decía es el colmo que una ejecutiva
de tu clase tenga el culo rojo como un tomate maduro, por terca y maleducada.
Estaba muy excitada y por lo
visto el también, mil sensaciones pasaban por mi cuerpo, mi piel era sensible a
cualquier tacto al fin me dijo te puedes vestir. Que no se te olvide o la próxima
vez que venga será más largo el castigo y utilizare otras herramientas.
Me vestí, apague la luz cerré la
oficina, nos despedimos con un beso a la mejilla y en el oído me dijo hasta
mañana nena caprichosa, fue un gusto azotarte… a lo cual le respondi el gusto
fue mio, gracias, lo necesitaba.
Me miro sorprendido, después me
hizo un guiño y cada cual para su casa.
Colorín colorado este relato se
ha terminado.
NOTA: Este relato es imaginario, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
NOTA: Este relato es imaginario, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Excitante.
ResponderBorrarVolveré apa seguir leyendote
Mary
Gracias por pasar!
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