Ayer después de llegar de mi cita médica con
una receta para 6 inyecciones de un medicamento para mi cerebro, decidí navegar
por la red, aburrida, con la cabeza enredada de tantos pensamientos ambiguos
que me invaden porque me van a inyectar, hace tanto que no lo hacen tengo temor,
pero a la vez ansiedad, me siento rara porque me atrae la idea que me pinchen
la cola, estar en esa posición de vulnerabilidad sin poder hacer nada, no sé si
me dolerá o no, pero tengo una mezcla de sentimientos que no me deja dormir.
Así que me encontré con un foro de medical, me inscribí
solo para mirar y leer experiencias de inyecciones, y después de un rato entre
al chat y empecé hablar con un hombre, más o menos de mi edad, que le gusta
poner inyecciones, en lugar de recibirlas, le cuento de mi miedo, de lo confusa
que me siento al sentir esa contradicción de tener miedo y que me guste la idea
de que me inyecten.
Casualmente el vive en mi ciudad, trata de
tranquilizarme y me anima a que me ponga las inyecciones en una farmacia, que
no postergue mas tan inevitable acontecimiento, ya que mi salud esta primero, a
pesar que solo chateamos, percibo cierta autoridad, solemnidad en sus palabras
que me atrae peligrosamente, así que entre juego y broma , percibo que me da la
“orden” de mandarme inyectar al día siguiente, y que en la noche me conectaría para
contarle como me fue… a lo cual solo pude reírme y decirle que lo pensaría, que
todavía no estaba muy segura de hacerlo, a lo cual solo dijo sé que lo vas
hacer, piensa que es por tu salud, y porque en el fondo quieres salir de esta agonía.
Hoy me levante, me bañe, decida a buscar una
farmacia donde me pincharan, realmente tenia los nervios a flor de piel, no sabría
si seria hombre o mujer, hacia muchos anos ya que no le mostraba mi cola a
nadie, caminaba y en cada farmacia pensaba, en la siguiente, no estaba segura, pensaría
como seria el momento.
Después de caminar mucho, al fin decidí parar
la búsqueda de farmacia y encontré una pequeña, donde habían varios
dependientes varones y una chica, así que muy tímida y asustada entre
preguntando por el medicamento y si allí aplicaban las inyecciones, a lo cual a todo me dijeron que si, y al
preguntar que quien inyectaban me señalaron un señor ya mayor, a lo cual palidecí,
ya que su semblante era bastante serio, pero al mismo tiempo la chica dijo y yo
también, con lo cual suspire aliviada. Pague por el medicamento y de una vez me vendieron las 6 jeringas restantes, ya que me aplicarían diariamente la dosis en aquella farmacia como parte del servicio por comprar el medicamento allí.
Pague y me hizo entrar a un pequeño cuarto
impregnado de olor a alcohol, empezó a preparar la ampolla y la miraba tan
detenidamente que el tiempo pasaba en cámara lenta, primero rompió el cuello de
la botella, y luego introdujo la aguja para absorber el medicamento, al mismo
tiempo diciéndome que me bajara el pantalón y
que me diera la vuelta, me inyectaría de pie, cuando vi la jeringa
apuntando al cielo, con la gotita en la punta de la aguja comencé a temblar
incontrolablemente, le dije estoy muy nerviosa hace mucho no me inyectan, no podía
desabrocharme el pantalón, a lo cual sonrió dulcemente y dijo no se preocupe, acuéstese
en la camilla, y con un esfuerzo logre desabotonarme el pantalón, y al estar
acostada bajarlo hasta la base de las nalgas.
Luego delicadamente ella procedió
a bajarme la ropa interior hasta la mitad del trasero, y cuando estaba
limpiando la zona, la nalga derecha, me dijo respire tranquila y relájese, y
zaas pincho... la aguja solo la sentí muy poco y empezó a inyectar, no dolía, y
después de segundos termino, cuando me subió la ropa interior, intente
levantarme pero me dio un mareo y vi estrellas de colores, solo me dijo quédese
recostada, está débil.
Cuando me recupere me levante y salí de aquel
cuartito impregnado de alcohol, que se convertiría en un recuerdo entrañable para
mi, al salir de la farmacia con la bolsita que contenía las jeringas y el medicamento sentí dolor, quemazón en mi nalga derecha. El
liquido empezaba hacer efecto y adolorida me fui a casa, y solo pensaba en
llegar a casa y contarle a Diego mi experiencia, algo dentro de mi me urgia a contarle.
Espere a que fuera la hora y me conecte al
chat, para mi sorpresa estaba allí esperándome, me saludo afectuosamente y me
pregunto si había sido obediente y me había ido a pinchar la cola, solo me rei
y le dije que si, solo dijo una frase que en ese momento paso desapercibida
para mí en ese instante, así me gusta, que obedezcas.
Pidió que le relatara detalladamente todo lo
que había pasado, que como habían sido mis emociones, que ahora como me sentía,
le confesé que al principio había tenido mucho miedo, pudor, pero que ahora
estaba muy excitada al recordar la escena, me preguntaba qué era lo que me
gustaba, que era lo que me excitaba, y le confesé que la idea de mostrar el
trasero, de estar en un estado de vulnerabilidad donde yo no podía hacer nada,
sentir que el momento se aproximaba cuando pinchaba y quedarme allí en silencio
sin hacer absolutamente nada, solo esperar.
Al final de nuestra conversación, Diego me pidió
que llevara un diario especial, el cual estoy escribiendo, donde plasmara todas mis sensaciones, ya que el veía algo
en mi, y quería explorarlo junto conmigo, despacio, al final se despidió con
una frase que se convertiría en su firma. Una nalgada cariñosa y un beso en el
pinchazo.
Mañana será la segunda dosis, estoy nerviosa,
pero menos que ayer y con una ansiedad increíble porque la experiencia me gusto y ademas quiero saber qué es lo
que Diego ve en mí.
FIN DEL DIA 1.
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